Convocados por Evoé Sotelo, coreógrafa y directora del grupo de danza contemporánea Quiatora Monorriel, decenas de estudiantes de diversas carreras de la Universidad de Sonora se reunieron en la explanada y escalinatas del edificio del Museo y Biblioteca para presentar una intervención urbana.
Esta actividad tiene como propósito vincular los espacios públicos de la ciudad con las personas, a fin de entregar una mirada distinta a los transeúntes que habitualmente se relacionan con estos lugares.
A través de la danza contemporánea se busca crear un vínculo con el espacio y el arte, generando así un escenario distinto para la puesta en escena de obras contemporáneas, y de alguna manera es una invitación a los habitantes que transitan por estos lugares para que formen parte de la intervención.
"En este caso --dijo Evoé Sotelo-- se pretendió que los participantes trabajaran con el tiempo y la generación de contrastes temporales, pues entre lo que sucede en la vida cotidiana normal y lo que pasa en una acción extra cotidiana corporal se generan múltiples sentidos de metáforas, y resulta un factor sorpresa para el ciudadano que en este momento pasa por el lugar".
En esta primera intervención participaron alumnos de distintas disciplinas del Departamento de Bellas Artes, como Teatro y Danza, y otros que atendieron a la convocatoria que se lanzó de manera abierta para los interesados en participar, que se difundió a través de las redes sociales.
El también integrante de Quiatora Monorriel, Benito González también presentó un acto de libertad de expresión en el que un grupo de personas, previa cita, llevaron a cabo una singular acción en un espacio público, y finalizada la acción se disolvió rápidamente, haciendo que todo volviera a la normalidad.
En la actividad dirigida por González, el grupo de jóvenes se instaló en la plaza Emiliana de Zubeldía, y "aunque tiene similitudes con el trabajo de Evoé --dijo el coreógrafo--, este quizás es un poco más planeado porque los elementos del movimiento que utilizaron los chicos requirieron cuatro días de ensayo, en sesiones cortas".
Agregó que se pusieron de acuerdo sobre lo que iban a hacer, como lo desarrollarían para que pudiera lograrse una especie de ambiente de la multitud, sin la intención de ser una coreografía donde se contara una historia. "La idea era generar algo extra cotidiano dentro de lo que vivimos día a día", señaló.
En ambos trabajos participaron decenas de jóvenes interesados en este tipo de prácticas, y volverán a presentar esta intervención corporal el próximo sábado, a las 10:30 horas, en la Plaza Alonso Vidal.
Esta actividad tiene como propósito vincular los espacios públicos de la ciudad con las personas, a fin de entregar una mirada distinta a los transeúntes que habitualmente se relacionan con estos lugares.
A través de la danza contemporánea se busca crear un vínculo con el espacio y el arte, generando así un escenario distinto para la puesta en escena de obras contemporáneas, y de alguna manera es una invitación a los habitantes que transitan por estos lugares para que formen parte de la intervención.
"En este caso --dijo Evoé Sotelo-- se pretendió que los participantes trabajaran con el tiempo y la generación de contrastes temporales, pues entre lo que sucede en la vida cotidiana normal y lo que pasa en una acción extra cotidiana corporal se generan múltiples sentidos de metáforas, y resulta un factor sorpresa para el ciudadano que en este momento pasa por el lugar".
En esta primera intervención participaron alumnos de distintas disciplinas del Departamento de Bellas Artes, como Teatro y Danza, y otros que atendieron a la convocatoria que se lanzó de manera abierta para los interesados en participar, que se difundió a través de las redes sociales.
El también integrante de Quiatora Monorriel, Benito González también presentó un acto de libertad de expresión en el que un grupo de personas, previa cita, llevaron a cabo una singular acción en un espacio público, y finalizada la acción se disolvió rápidamente, haciendo que todo volviera a la normalidad.
En la actividad dirigida por González, el grupo de jóvenes se instaló en la plaza Emiliana de Zubeldía, y "aunque tiene similitudes con el trabajo de Evoé --dijo el coreógrafo--, este quizás es un poco más planeado porque los elementos del movimiento que utilizaron los chicos requirieron cuatro días de ensayo, en sesiones cortas".
Agregó que se pusieron de acuerdo sobre lo que iban a hacer, como lo desarrollarían para que pudiera lograrse una especie de ambiente de la multitud, sin la intención de ser una coreografía donde se contara una historia. "La idea era generar algo extra cotidiano dentro de lo que vivimos día a día", señaló.
En ambos trabajos participaron decenas de jóvenes interesados en este tipo de prácticas, y volverán a presentar esta intervención corporal el próximo sábado, a las 10:30 horas, en la Plaza Alonso Vidal.
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