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En el Día de la Madre, alumnos de Artes Escénicas honran a la madre de las artes
10 de Mayo de 2016
En su libro "Historia Universal de la Danza", Curt Sachs dice que esta disciplina es la madre de las artes. Y lo explica así: la música y la poesía existen en el tiempo; la pintura y la escultura en el espacio, pero la danza vive en el tiempo y en el espacio, de tal forma que el creador y lo creado, el artista y su obra, siguen siendo en la danza una cosa única e idéntica.
Y añade que los diseños rítmicos del movimiento, el sentido plástico del espacio, la representación animada de un mundo visto e imaginado, todo ello lo crea el hombre en su cuerpo por medio la danza, antes de utilizar la substancia, la piedra y la palabra para destinarlas a la manifestación de sus experiencias interiores. Quizá por ello no fuera simple coincidencia que los días 9 y 10 de mayo flotara en el canon áureo de la Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad de Sonora un dios multiplicado en el rostro de todas las madres de familia que acudieron a presenciar la demostración de sus hijos, alumnos de las materias Técnicas de Danza Clásica II y Técnicas de Danza Contemporánea II, a punto de salvar el primer escalón de sus estudios profesionales. La última clase abierta del año lectivo de estos muchachos. Y ahí vamos todos al llamado de la sangre como espectadores silvestres que, pese a todo, sabemos distinguir bien entre un danzarín natural y uno que ha aprendido en las aulas: en la escuela todos aprenden lo mismo y se manifiestan igual, pero al momento de enfrentarse al espejo familiar, el movimiento adquiere un nuevo sentido de placer y respeto. Esa especie de liturgia, las madres y padres presentes en el Salón la hemos vivido durante años, viendo crecer a aquellos alumnos que hoy se declaran artistas seductores y vigorosos. O al menos, el relevo generacional que mantendrá el alto no sólo el nombre de la institución, sino las manifestaciones escénicas que, punto a favor de ellos, los jóvenes, han sobrevivido a la barbarie de la irracionalidad, porque el ser humano es, en parte, un animal divinizado por las artes. Ahí, frente a casi 40 jóvenes, el público sentado en las sillas plegables, se deja ir en un viaje que no intenta entender sino disfrutar, beberlo, navegarlo en el caudal emocional y salvaje de los pasos que inician tímidos y al paso de los minutos se vuelven giros y saltos y galopes en el breve espacio escénico, desnudo y vacío como el primer día del universo, para destacar la fuerza de los movimientos y establecer una mayor intimidad entre público y bailarines. Doy fe de esta aventura. Vemos con ternura que la danza clásica, que se basa en movimientos instituidos en las cortes europeas, se ha ido adaptando a las nuevas explicaciones, ritmos y entornos, porque al final de eso se trata: de dar elementos para reinterpretar la realidad que a todos nos agobia. Somos testigos también de que la danza contemporánea no es una mezcla de movimientos anárquicos para llenar un espacio, sino situaciones hiladas que brotan de un deseo por compartir lo que el intérprete vive en el momento y que es cambiante día a día, hora a hora, función a función: substancia, piedra y palabra que brotan de la nada. Los sueños se mantienen vigentes para hacer al ser �Cómo explicarnos las artes escénicas quienes vivimos de lo material? �Cómo intentar una definición en este mundo plagado de guerras e injusticias? �Dónde germinará este puñado de semillas? �Hasta dónde llegarán estos alumnos, que llegado el momento serán bailarines o coreógrafos o danzaterapeutas o gestores o histriones o dramaturgos o investigadores o docentes en cualquier parte del mundo, porque para eso se han comprometido con la Universidad de Sonora? Son preguntas que quedan abiertas. . . por lo pronto. El que danza ganará por su virtud poderes mágicos que lo llevarán a la victoria, a la salud y a la vida; un lazo místico que une a la tribu cuyos integrantes juntan sus manos en danza coral, y el desenfrenado baile individual, exponente de la profunda devoción que el ejecutante consagra a sí mismo... No hay "arte" que comprenda tanto, subraya Curt Sachs en su obra. Y los jóvenes estudiantes han dado prueba de que la magia es parte de su ser. Al paso del tiempo, el grupo de segundo semestre de Artes Escénicas ha dejado sobre el escenario momentos de esperanza. La clase se conforma por Ana Luisa Beltrán Quiñónez, Abigail Patricia López Santoscoy, Carlos Valencia Verdugo, Viviana Lugo Núñez, María Aguirre Padilla, Brenda Nickole Soto, Abril María Núñez Hernández, Derian Alexa Castillo Machuca, Edna Aguilar Muñoz, Ana Sofía Rodríguez Villarreal, Pablo Valenzuela Ayala, Edmy Aylin Borbón Jiménez y Paulina María Rodríguez Beyliss. Asimismo, por Melissa Yasmín Encinas Luna, Gloria Daniela López García, Ana Cecilia Escalante Bracamonte, Aura Domínguez Armenta, Katur Bejarano Munguía, Carlos Eduardo Murguía, Ramsés Carranco Sánchez, Janette Melissa Palacios García, Mariel Yanib Morales López, Mariana Licón Guevara, Orlando Javier Villanazul Rodríguez, Karla Bárbara Granillo Estrada, José Abraham Mitre Báez, Miguel Ángel Fernández Pro, Gustavo Cháidez Herrera y Carlos Edgardo Contreras Ortega. Igualmente, por Ana Karen Alcaide Gil Lamadrid, Karen Alejandra Fabela Escogido, Ana Angélica Pacheco Villa, Josué Monge Solórzano, César Pendragón, Margarita Yunice Portillo Monge, Adriana Linda Gonzales, Claudia Paola Ávila López y Arlyn Zamora Ruiz, todos dirigidos por las titulares de las materias Técnicas de Danza Clásica II y Técnicas de Danza Contemporánea II, Mónica Castro Tolosa, Luisa Guadalupe Castro Tolosa y Silvia Dolores Margarita Salazar Alba. Nos declaramos espectadores emocionados de un mañana promisorio: en ese grupo de muchachos hemos visto que los sueños, por más que la realidad se ensañe en resquebrajarlos, se mantendrán vigentes, porque no hay una línea que marque el final. Las artes, a diferencia de otras disciplinas del conocimiento, no esperan sentadas confortablemente a que surjan avances tecnológicos o nuevas teorías para hacer al ser, sino que se adapta a los escenarios, a los espacios, a los volúmenes, a las propuestas, al público que espera ansioso compartir lo que el artista le ofrece. Y para eso estamos aquí: para que esos sueños se vuelvan realidad. Bien por ellos, mejor por nosotros. (Armando Zamora) |
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